Reseña: Gus. La otra mitad del corazón



Título: Gus. La otra mitad del corazón

Título original: Gus

Saga a la que pertenece: Bright Side 2

Autora: Kim Holden

Editorial: Oz editorial

Nº de páginas: 416

ISBN: 9788416224739





¿Es posible amar cuando has perdido lo más importante de tu vida?
Tras la marcha de Bright Side, Gus es incapaz de ver el lado positivo de las cosas. Bright Side no solo era su mejor amiga, era su media naranja… la otra mitad de su corazón.
El joven y su banda se van de gira por Europa, pero, incapaz de hacer frente a la pérdida, Gus recurre al alcohol y las drogas para olvidar. En medio de este caos, conocerá a Scout MacKenzie, una tímida asistente que esconde un pasado muy duro.
Poco a poco, Gus y Scout forjarán una bonita amistad y descubrirán que es posible volver a amar cuando crees que lo has perdido todo.



Hola amores!!
Hoy os traigo la segunda parte de Bright Side y tengo que decir que me ha decepcionado un poco. Esperaba mucho más de esta segunda parte y el principio ha sido bastante desastre.
Debo reconocer que tiene sentido lo que le ocurre al protagonista (hasta cierto punto), pero esperaba más. Tenía unas expectativas demasiado altas creo yo.
El libro comienza tras la muerte de Kate. Gus no puede hacer frente a la pérdida y se refugia en el alcohol. Es la única manera que sabe para llevar esto sin hundirse aún más.
Una vez que retoman la gira, las cosas no mejoran. Ya no solo es el alcohol, otras drogas más fuertes, entrando en una espiral de autodestrucción que ya no solo le afectaba a él, empezó a afectar a su relación con sus amigos y a la calidad de sus conciertos.
Cuando Franco descubre la mierda en la que está metido, empezará a tomar cartas en el asunto e intentará sacar a Gus de ese bucle de oscuridad en el que estaba metido. Pero no será hasta la llegada de Scout, la nueva asistente personal, cuando las cosas empiecen a mejorar para Gus.
Desde el minuto uno Scout y Gus van a chocar. Scout ve en él a la típica estrella de rock que solo piensa en sí mismo y Gus ve en ella a una estirada que solo le va a chafar la diversión.
Pero poco a poco, por cosas del destino, van a darse cuenta que no son tan distintos. Ambos arrastran demonios y se ayudarán mutuamente a sanar las heridas de sus corazones.
Con Gus tengo sentimientos encontrados. Su manera de afrontar la pérdida de Kate me parece bastante mala. Entrar en el mundo de las drogas puede ser el mayor error que comete una persona, pero por suerte, Gus es capaz de salir de toda esa basura y va encarrilando su vida con ayuda de Scout.
Scout en cambio me ha causado muchísima ternura. Por temas del pasado está muy acomplejada pero gracias a Gus, va superando todos esos complejos y se convierte en la mujer que debería haber sido desde el primer momento, llena de seguridad y fortaleza.
Los personajes secundarios no tienen demasiada relevancia, son personajes que están ahí para rellenar un poco la historia y quitando un par de momentos en los que ayudan a dar algún giro o momento importante.
Pero sin duda, los mejores momentos de la historia son aquellos en los que Kate aparece de manera indirecta, son los que más me han emocionado.
Esta historia es una montaña rusa de emociones de gran velocidad. Y, aunque al principio no me ha gustado demasiado, la forma de escribir de la autora hace que sea una lectura ágil y está narrada desde el punto de vista de Gus y de Scout, lo que nos permite conocer a ambos protagonistas a la perfección.
Puedo decir que, aunque me ha gustado, si no hubiera habido esta segunda parte, hubiera sido perfecto.



No se daba la oportunidad de arrepentirse de nada porque hacía todo lo que podía con lo que tenía, aunque no fuera mucho. Nunca veía el lado negativo de las cosas, aunque se hacía patente en su vida a menudo. Buscaba una chispa de positivismo y la agrandaba hasta que era lo único que veía, hasta que hacía que todo lo malo desapareciera.

Estoy en el momento decisivo de una transformación que comenzó hace meses. De una decisión deliberada que puse en marcha, y eso me hace sentir muy bien. Me he dado cuenta totalmente de que mi felicidad y mi vida dependen solo de mí. Nadie va a hacer las cosas por mí. Yo soy quien las hace o las destroza.
Es una elección.
Una elección que exige acción a cambio de una recompensa. La inactividad y la indiferencia solo llevan a la mediocridad. A veces actuar es una puta batalla, pero, entonces, el premio es mayor.
Entonces suceden grandes cosas.
No cosas buenas… sino épicas.
Y me he enamorado de lo épico.
Es la única manera de vivir.








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